Una antigua y misteriosa leyenda medieval, nos habla de la época de las penurias y la hambruna en la Polonia del Siglo X, tiempos difíciles aquellos de invasiones y epidemias.
Continua la leyenda que solo los curas mendicantes y los niños en aquellos duros tiempos podían subsistir, y que una mujer joven y pobre que no quería prostituirse, se colocó un habito de un sacerdote muerto por la peste y se dedicó a mendigar como un hombre.
Juana se llamaba esta mujer y como era muy lista, se dió cuenta que los clérigos que más ganaban eran los que se dedicaban a predicar la palabra de Dios en las plazas y en las iglesias de los pueblos.
La leyenda nos acerca al cambio de Juana, que con verbo inteligente se transformó en un orador magnifico, hasta el punto que acudían gentes en pequeñas peregrinaciones para escuchar su palabra.
Sus hábitos la confundían con un monje y ella nunca dijo ser mujer, su fama siguió creciendo y dicen los escritos que al cabo de un tiempo fue nombrada "Obispo" y en la imaginación popular de Obispo a Cardenal solo hay un paso... y de Cardenal a Papa, solo un poco de suerte.
Continua la leyenda que durante algunos años, ejerció muy bien sus deberes papales pero que una vez como mujer que era, sucumbió ante la belleza de un paje, y que a raíz de este hecho quedó embarazada.
La "Imaginería" continua que ya estando a punto de dar a luz y habiendo durante todo el tiempo ocultado su condición femenina y su ingravidez, se dirigió con el "Anda Papal" a la Iglesia a celebrar la Fiesta del Corpus Christi. Y quiso el destino que en aquel momento diera a luz.
Existen varios finales diferentes de esta leyenda. En alguno se afirma que la Papisa Juana fue linchada en el lugar por la multitud, otras versiones apuntan que terminó sus días junto con su hijo en un castillo papal confinada de por vida, y en otras versiones de la leyenda se habla de que murió en la pobreza junto con su hijo.
Continua la leyenda que solo los curas mendicantes y los niños en aquellos duros tiempos podían subsistir, y que una mujer joven y pobre que no quería prostituirse, se colocó un habito de un sacerdote muerto por la peste y se dedicó a mendigar como un hombre.
Juana se llamaba esta mujer y como era muy lista, se dió cuenta que los clérigos que más ganaban eran los que se dedicaban a predicar la palabra de Dios en las plazas y en las iglesias de los pueblos.
La leyenda nos acerca al cambio de Juana, que con verbo inteligente se transformó en un orador magnifico, hasta el punto que acudían gentes en pequeñas peregrinaciones para escuchar su palabra.
Sus hábitos la confundían con un monje y ella nunca dijo ser mujer, su fama siguió creciendo y dicen los escritos que al cabo de un tiempo fue nombrada "Obispo" y en la imaginación popular de Obispo a Cardenal solo hay un paso... y de Cardenal a Papa, solo un poco de suerte.
Continua la leyenda que durante algunos años, ejerció muy bien sus deberes papales pero que una vez como mujer que era, sucumbió ante la belleza de un paje, y que a raíz de este hecho quedó embarazada.
La "Imaginería" continua que ya estando a punto de dar a luz y habiendo durante todo el tiempo ocultado su condición femenina y su ingravidez, se dirigió con el "Anda Papal" a la Iglesia a celebrar la Fiesta del Corpus Christi. Y quiso el destino que en aquel momento diera a luz.
Existen varios finales diferentes de esta leyenda. En alguno se afirma que la Papisa Juana fue linchada en el lugar por la multitud, otras versiones apuntan que terminó sus días junto con su hijo en un castillo papal confinada de por vida, y en otras versiones de la leyenda se habla de que murió en la pobreza junto con su hijo.
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