En el Palacio Apostólico del Vaticano existen unas estancias que a lo largo de los siglos han sido comúnmente desconocidas por el gran publico e incluso por muchos miembros del Clero.
Se trata del "Arcano Archivo de las Reliquias". Estas dependencias de techo muy alto, con sus vetustas paredes rellenas de archivadores de madera y metálicos, y con viejas estanterías con cajones, se podrían confundir con cualquier biblioteca publica antigua.
Pero no es así, se trata de una dantesca recopilación de macabros objetos - aunque santos- que vienen a ser reliquias de Santos y Mártires de la Iglesia.
En un pequeño rincón de la habitación, se encuentra un pequeño despacho en el que un sacerdote destinado allí, se encarga de remitir a cualquier parte del mundo, arquetas, paquetes pequeños o sobres, conteniendo en su interior reliquias santas.
Y es que el Derecho Canónico, viene a exigir que todo altar de sea cual sea la Iglesia o Capilla católica, debe contener una reliquia.
Sabido es que cada semana o cada mes, se inauguran iglesias y capillas en algún lugar de la tierra, por lo tanto el sacerdote en cuestión, jamás se encontrará sin trabajo, de su macabro trabajo.
Se trata del "Arcano Archivo de las Reliquias". Estas dependencias de techo muy alto, con sus vetustas paredes rellenas de archivadores de madera y metálicos, y con viejas estanterías con cajones, se podrían confundir con cualquier biblioteca publica antigua.
Pero no es así, se trata de una dantesca recopilación de macabros objetos - aunque santos- que vienen a ser reliquias de Santos y Mártires de la Iglesia.
En un pequeño rincón de la habitación, se encuentra un pequeño despacho en el que un sacerdote destinado allí, se encarga de remitir a cualquier parte del mundo, arquetas, paquetes pequeños o sobres, conteniendo en su interior reliquias santas.
Y es que el Derecho Canónico, viene a exigir que todo altar de sea cual sea la Iglesia o Capilla católica, debe contener una reliquia.
Sabido es que cada semana o cada mes, se inauguran iglesias y capillas en algún lugar de la tierra, por lo tanto el sacerdote en cuestión, jamás se encontrará sin trabajo, de su macabro trabajo.
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